¡No te mueras nunca, capitán!
Con goles de Héctor Herrera y Rafael Márquez, más un autogol de Maxi Pereira, México derrotó a Uruguay. Por los celestes descontó Godín.
Guardado y Vecino, expulsados.
Al equipo dirigido por Juan Carlos Osorio se le presentaba una dura prueba a las primeras de cambio. El conjunto más ganador en la historia de la Copa América: la Uruguay de Obdulio Varela, Enzo Francescoli, Diego Forlán o Luis Suárez, fungiría como primer adversario de los aztecas frente a un colosal inmueble en Arizona absolutamente abarrotado. México, alentado por sus seguidores, se sintió en el mismísimo Estadio Azteca y ofreció, al menos en el primer tiempo, una versión sumamente convincente.
Varios aficionados no se habían sentado todavía cuando Álvaro Pereira fracasó en su intento por cerrar el segundo poste y, presionado por Héctor Herrera, empujó la pelota a su propia portería ante la mirada atónita de su colega Fernando Muslera. México se adelantaba en el tanteador sin merecerlo, pero con el paso de los minutos hizo suyo el partido y, salvo una incisión por el vértice siniestro del área a cargo de Edinson Cavani y bien resuelta por Alfredo Talavera, controló el duelo. Los pupilos de Osorio desesperaron a su rival con incontables cambios de frente, de lado a lado de la cancha, al grado de provocar la expulsión de un Matías Vecino que perdió la compostura.
El segundo lapso, por otra parte, fue enteramente uruguayo. La única Selección que ha silenciado un Maracaná en ebullición intentó mediante el ya mencionado Cavani, un poco atinado Diego Rolin y el incansable Carlos Sánchez empatar el encuentro. Sin embargo, sería Diego Godín –cuando no aparece nadie, siempre estará él- quien empató el encuentro. 1-1, obra del faraón del Atlético de Madrid.
El gol llegó en forma de cubetazo de agua fría para los mexicanos, quienes aún sufriendo la expulsión de Andrés Guardado no bajaron los brazos. Un tiro de esquina cayó muerto en los botines de Rafa Márquez; el gran capitán, zurdo hasta la médula, le sacó las telarañas al ángulo defendido por Muslera con un derechazo incontestable. Celebró tomándose el escudo, en un acto de autoridad que nació en Alemania, repitió en Sudáfrica y nos sigue estremeciendo.
Minutos después, Héctor Herrera coronaría su gran partido sellando la victoria. México habrá de enfrentarse el próximo jueves a Jamaica y cerrar su periplo en el grupo viéndose las caras con Venezuela; una nueva victoria significaría prácticamente el pase a la siguiente ronda. Juan Carlos Osorio aprobó su primer gran examen como estratega nacional.